Oh! tu que todo lo sabes,
Cuya presencia abarca cada rincón del mundo,
Apíadate de mi...
Tú que creaste las cosas con gran poder,
hermosura y exactitud,
Apíadate de mi...
Tú que me haces reir y llorar,
Vivir y morir,
Apíadate de mi...
D: Me confundes en éste mar de emociones, deseos y sensaciones, que llegan, se quedan, se anidan y cambian.
D: Me abrumas con hechos opuestos, sucesos del cielo y también del averno.
D:Me obligas a sentri el dolor de lo perdido y la alegría de lo encontrado.
D: Me haces probar las sales de la vida prometiendo mieles en la muerte.
D: Dime Señor porque?, porque me das una vida de angustia, dolor y amargas alegrías, que en momentos de tristeza se recuerdan, y el sentimiento de añoranza se hace tan grande que lastima.
No lo entiendo Señor, creeme no puedo.
C: En medio de la soledad pienso en Ti, en lo que nos das, nos ofreces y nos quitas, en las oportunidades que presentas y en los sufrires de ésta vida.
Y: En medio de la soledad pienso en Mi, en lo que me he dado y no he podido dar, en las oportuniades que perdí y no supe aprovechar.
C: A mitad de la noche pienso en Ti, en quienes guiaste, les diste fe y razones para vivir, así como la oportunidad de servir.
Y: A mitad de la noche pienso en Mi, a donde he llegado, no se si tengo fe o razones para vivir, solo quizá si pudiera hacer algo por mi...
C: En la inmensa oscuridad pienso en Ti, que te debo de servir y adorar; cumplir tus mandatos me cuesta tanto, me cuesta mucho. Y aunque encuentro cierta paz sabiendo que proteges a mi familia, me falta fe Señor. Pienso en tantas cosas y me siento apresada en medio de dos mundos, en donde creo en Ti, y en donde no creo en nada.
Y: En la inmensa oscuridad pienso en mi, en mis seres queridos, a quienes adoro y sirvo en lo que puedo; ellos me dan fuerza y alegría, pero me falta algo, alguien que me de seguridad, paz, amor, que me entienda, que piense como yo.
En las tinieblas me doy cuenta de que esos mundos, esa fe, ese anehelo no son mas que una variante de mi pensamiento. Nada es verdadero y seguro, sólo la muerte lo es.
La soledad me invade, mis ojos se nublan,
lágrimas inútiles recorren mis mejillas, y estoy yo.
Al final quedo yo y una realidad que no comprendo.
C.S.