hoy
La ansiedad y el nerviosismo me abrumaron cuando pronuncio mi nombre con aquella voz grave y profunda, que al escucharla mi cuerpo se estremese, y al verme con esos ojos que irradiaban cariño y deseo.
Él se acerco a mi despesacio, a paso firme estiró su mano sin dejar de mirarme a los ojos, tomo parte de mi cabello y lo besó tiernamente.
Fue en ese momento, aquella noche, cuando aquella idea que paso por mi mente hace tiempo se vio confirmada.
<< Home